lunes, 15 de octubre de 2007

Pos si todavía ni pido la cuenta...

Y ustedes que ya están con que si ya me fui, y que si no volveré, y que si ya no posteo, y que si hay blogueros que tienen sus trunfales (!) regresos, y que las arañas blancas, y que si a mí me vale madres y no sé qué más...
Pero iba yo manejando así bien guapote y con el mismo porte y estilo de siempre, cuando vi a un mono sentado en la banqueta tomando una foto con el celular hacia el horizonte, cuando ¡sopas! volteo y ¿cuál horizonte! le tomaba foto a un mariconcín sentado en el asiento del conductor de un auto chocolate, con lentes oscuros, brazos cruzados en la nuca, mentón levantado y sonrisa de mariposón. Pena ajena, oiga.
Pero más pena me dio ver el programa que se cargó TV Apezta el domingo pasado: "¿Quién tiene estrella?"... no, no, no... simplemente no mammoths allowed, no. Confieso que yo tuve la culpa por prender la tele demasiado tiempo antes de que empezara el resumen deportivo semanal que iba a ver; pero no tenía nada que hacer. Y fue ahí... fue ahí exactamente, cuando vi a... ¡¡¡Omar Fierro!!! El galán ochentero era exactamente el mismo que cuando fue conductor de Jeopardy: la misma panza, las mismas entradas en el pelo, aunque con unas doscientas dosis más de botox. Y ahora lo teníamos ahí, con su look de presentador animado, su evidente nervisismo, y claro, su inglés pocho, tratando de darle fuerza a un programa que viene siendo como el décimo cuarto intento fallido al hilo de TV Apezta por tener rating la noche del domingo, el cual después de la Nacademia no conocen, gracias a que al teleespectador mexicano le gusta la porquería refinada, como la de Telerrisa, que hace a la tamalera oaxaqueña sentirse Galilea Montijo nomás porque tiene los pómulos y los labios igual de inflamados, o al parásito huevón sentirse Adal Ramones porque está igual de calvo y se cree bien graciosito... uff, los modelos a seguir del populi mexicano.
El caso es que me entretuve unos minutos en lo que era el final del programa, en el cual parece se tragaron mucho tiempo en patrocinadores porque iban a mil por hora presentando a cada uno de los participantes que habían hecho su respectiva gracia: una niña -que se parecía a Carrie- cantando "Chiquitita" de Mocedades, un grupo de contorsionistas de una academia de danza que en su puebo conocen, una quincuagenaria que tocaba la guitarra y cantaba con voz producto de una mezcla de Ana Guevara con Chavela Vargas, un cuarteto de voces de "bom bom bom bom" con ropa super hiper mega out, un niño que tocaba la guitarra como Slash, los "twin tappers" que eran dos negros de California -los cuales parecían entender el 10% del espanglish que Omar Fierro les hablaba- quienes bailaban tap con el mismo ritmo que tiene mi abanico cuando topa con la pared, "Carlitos" un niño improvisado que parecía venir de un Palenque de rancho que no hacía más que querer bailar y sonreír al público pa' ver si decían "cueeeeroo miiiil ochomiiil chocomiiiilk" y así ganaba, y por último, los "Caldera" que eran cuatro hermanos demasiado obesos vestidos de negro (porque el negro te hace ver menos gordo, apunta el tip, amigui) quienes cantaban casi tan bien como para ser considerados alumnos de la Cacademia -nomás porque no caben en las camas que patrocinan para el reality-, entre otros, fueron las grandes estrellas que engalanaron el magnífico show que marcó el comienzo de una historia televisiva que tal vez revolucione la manera de producir estrellas en el mundo... algo que será tan histórico y trascendental para todos los medios, que hará a grandes famosos de todo el mundo voltear a México y darse cuenta de lo que estamos hechos, de lo que somos capaces, del gran talento que hay en cada rincón de nuestro país, de las ganas de luchar y salir adelante de toda aquella persona que tiene confianza en sí misma y que cree que puede ser una estrella, ser adorado por los demás, ser reconocido por la grandeza de sus talentos y no la de sus boobies, un programa de idea original mexicana y con propiedad intelectual nunca antes visto en nuestro planeta, algo que sin duda, estoy seguro, quedará en la memoria de varias generaciones, algo para chicos y grandes; flacos, gordos y cerdos; mujeres, hombres y maricas, tanto intelectuales como ignorantes, tanto tapatíos como regios, costeños o chilangos; políticos y filántropos; flora y fauna, en fin, algo que sin lugar a duda, señoras y señores... marcará época.
Bueno ya, le doy dos meses.