domingo, 12 de julio de 2009

Verano y otras mafufadas

Después de un fin de 2008 bastante relajado, sin compromisos de casi ningún tipo, así como un inicio de 2009 interesante, con nuevos proyectos y acomodando mi horario a mi antojo, a mediados de año vuelvo al mismo ritmo que me vuelve a provocar estrés, mal humor y finalmente migraña.
El año comenzó con el establecimiento de la empresa de marketing que comencé desde el año pasado, pero ahora con oficinas y claro, con mayor prisa por conseguir clientes, porque me di cuenta que el dinero sí se acaba. Y así las cosas, decidí aceptar ser maestro a nivel licenciatura en la universidad donde estudié la maestría. Al mes de haber iniciado, me ofrecieron otra clase porque el maestro que debía darla tenía demasiadas cosas que hacer... y sí, mis ingresos crecieron pero mi tiempo libre disminuyó.
A partir de mayo, comenzó un nuevo cuatrimestre. Otras 2 clases, con los formatos y papeleo que eso implica (exámenes, tareas, actividades extra, etc.)... y en junio surgió la oportunidad de quedarme de tiempo completo como coordinador de promoción.
Aunado a lo anterior, tomé para mi empresa un proyecto interesante de la empresa de un amigo, en el cual me toca hacer todo lo relacionado con la promoción, comercialización, difusion, etc. de un evento a realizarse en septiembre de 2009.
Por supuesto no puedo dejar de jugar fútbol (sin condición física, por supuesto), y en vista de que no puedo regresar a un gimnasio por lo jodidísima que tengo mi columna vertebral, me he propuesto nadar al menos 3 días a la semana para evitar el aparentemente inminente proceso de disminución de corpulencia e incremento de panza... no lo he cumplido.
Agosto será un mes que definirá muchas cosas... más o menos la segunda semana, sabré si llegaré a los objetivos que me pusieron en la universidad como coordinador de promoción, y posiblemente a final de mes definir si me quedo en el puesto o no; además, daré solamente una clase, la misma que di el cuatrimestre pasado, lo cual quiere decir que ya tengo todo el material hecho y no implicará quitarme tanto tiempo; por otra parte, el evento que realizo junto con mi amigo, debería estar en su etapa de difusión y con gente inscribiéndose al mismo, por supuesto con los patrocinadores más que apuntados (de quienes dependerá lo bien que me irá en porcentaje de ganancias); planeo estar vendiendo mi coche para echarme la soga al cuello con el crédito para uno nuevo; mi empresa debería estar repuntando con algunos clientes más... y si me va bien, tal vez me lance un par de semanas a Europa antes de que un amigo que está allá se regrese a México.
Y así es mi vida: siempre estoy pensando en lo que va a venir; pienso que cierto evento futuro definirá muchas cosas en mí. Y por eso, se me olvida que tengo que actuar ahora. Pienso: "cuando tenga un poquito más de valor, me va a valer madre y le voy a decir a esa hermosísima mujer que ayer vi en el bar, que me encanta". En lugar de que me valga madre en este momento y de una vez me atreva a agregarla al messenger, pedirle su teléfono e invitarla a salir.
Vivo creyendo que soy inmortal, que nada me va a pasar, que tengo un futuro asegurado, en materia de existencia. Carajo, espero que así sea... si no, estoy jodido, y seré esa persona que detestaría ser: alguien de nula trascendencia.

jueves, 2 de julio de 2009

Abstencionismo

Pues sí, lo confieso.

Reconozco que yo era de los que decía que era mejor votar por quien fuera, pero VOTAR. Yo decía que el voto era además de un derecho, una obligación de todos los mexicanos. Alguna vez tuve la esperanza de cambiar al país, de querer hacerlo mejor, en serio, la tuve; alguna vez pensé que iba a ser lo suficientemente inteligente como para engañar a todos aquellos que ya están podridos en la política, decirles que yo era igual de sucio que ellos, y ya estando en el poder, cambiar las cosas: disminuir sueldos, quitar privilegios, correr gente...

Carajo, cómo cambian los pensamientos de alguien gracias al entorno. Cómo el hecho de estar tan cerca del ambiente político le abre a uno los ojos y le cierra la conciencia. Cómo se va uno corrompiendo con el hecho de ver el dinero (y a veces el poder) tan cerca, para después darse cuenta de que está siendo solamente usado como marioneta por aquel que a su vez es otro títere de alguien que se cuelga de las campañas políticas.

Y al final, no a todos les toca... pues en el sentido estricto nada más son cientos de millones de pesos, y no alcanza para todos... para unos la rebanada es más grande, por supuesto, pues ya hicieron su famita... otros se conformarán con una despensa cada seis meses... otros, venden su voto por una gorra y una camiseta impresa a dos tintas con mala serigrafía.
¿Yo? Ya no sé con qué quedarme. No sé si empezar a pedir artículos promocionales de todos los partidos políticos; no sé si creerle a Raúl Araiza y Mayté Perroni; no sé si confiar en que si gana el PAN y tiene mayoría en el Congreso van a dejar trabajar al Presidente; no sé si convencerme de que ya le toca al "pueblo" gobernar apoyados en el Peje y su demagogia; hoy no sé nada.
Pero eso no es lo peor. Lo peor es que ni siquiera me interesa saber.
Y sí, muy cierto, no soy el único... qué lamentable.