Hace algunos días, escuché -o leí- una frase muy sabia acerca del tiempo, la cual me puso a reflexionar acerca del valor del tiempo por algunos instantes... justo hasta el momento en que el semáforo se puso en verde y ya tenía al pendejo de atrás apurándome con el claxon de su coche en tonadita de "chifla tu madre".
En realidad no tengo ni la menor idea de cómo iba esa frase, ni el porqué me puso a reflexionar... no sé, tal vez por el hecho de que ya iba tarde a la escuela -como casi siempre- y estaba realmente valorando cada minuto que se me iba y que se convertía en otra inasistencia en mi clase de las 4 PM; o tal vez porque de unos meses hacia acá, el tener dos trabajos me ha quitado tiempo para hacer otras cosas que solía disfrutar; o tal vez porque el organizar un concurso de publicidad puede llegar a ser tan estresante que cualquier cosa que no salga exactamente a lo planeado me hacía explotar en ese momento... o tal vez porque era uno de esos días en que cualquier pendejada me hace reflexionar.
A lo que me lleva esto es... bueno, esto no me lleva realmente a nada, como la mayor parte de las cosas que escribo en este blog y que terminan siendo casi siempre un chiste local para mí, gracias a mis constantes desvaríos patológicos; pero la idea es más o menos la siguiente.
Uno puede preguntarse el porqué habrá gente que puede pasarse todo un día en el salón de belleza, quedarse sentado ocho horas seguidas viendo partidos de fútbol en la tele, o echarse toda la hexalogía de Star Wars, y sentir como si hubiera sido apenas un instante... un momento que no quisieran que terminara porque lo disfrutaron mucho. Es sencillo, eso sucede cuando una persona tiene pasión por algo, y no representa el descubrimiento del hilo negro.
En mi caso, hace aproximadamente tres meses descubrí algo que yo ya sabía pero que me negaba a aceptar o simplemente no había tenido la oportunidad de demostrarlo: mi asombrosa capacidad para amar a una persona. Y el desconcierto y la incredulidad son comunes para todo aquel que -erróneamente- creía conocerme...
GordoPervertido: ¿Apoco si tuvieras enfrente a [inserte nombre de chica exuberante] dispuesta a entregarse a ti le dirías que no?
Mr. Cougar: Así es.
GordoPervertido: ¿Nomás por serle fiel a tu novia?
Mr. Cougar: Sí.
GordoPervertido: ¡Jajajajaja! Yo te conozco y a mí no me engañas...
Y es precisamente toda esa incontenible y gigantesca capacidad de amar a aquella persona, lo que provoca que todo un día a su lado parezca un solo instante... y es por eso que el tiempo se vuelve nada cuando siento su cabeza en mi pecho, gritándome en silencio que permanezca con ella por siempre.
Porque así como la pasión de algunas personas es todo lo que les ayude a cuidar su belleza externa, o ver fútbol en la televisión todo el día, o simplemente el cine y las películas de arte... mi pasión se reduce a ella... y por eso no me resulta difícil prometer que pasaré el resto de mi tiempo con ella.
¿Que cómo se me ocurrió hablar del tiempo?
R = Acabo de perder dos valiosas horas de mi vida viendo la película "Temporada de Patos"... ¡¡¡¡¡Pffffffff!!!!!
En realidad no tengo ni la menor idea de cómo iba esa frase, ni el porqué me puso a reflexionar... no sé, tal vez por el hecho de que ya iba tarde a la escuela -como casi siempre- y estaba realmente valorando cada minuto que se me iba y que se convertía en otra inasistencia en mi clase de las 4 PM; o tal vez porque de unos meses hacia acá, el tener dos trabajos me ha quitado tiempo para hacer otras cosas que solía disfrutar; o tal vez porque el organizar un concurso de publicidad puede llegar a ser tan estresante que cualquier cosa que no salga exactamente a lo planeado me hacía explotar en ese momento... o tal vez porque era uno de esos días en que cualquier pendejada me hace reflexionar.
A lo que me lleva esto es... bueno, esto no me lleva realmente a nada, como la mayor parte de las cosas que escribo en este blog y que terminan siendo casi siempre un chiste local para mí, gracias a mis constantes desvaríos patológicos; pero la idea es más o menos la siguiente.
Uno puede preguntarse el porqué habrá gente que puede pasarse todo un día en el salón de belleza, quedarse sentado ocho horas seguidas viendo partidos de fútbol en la tele, o echarse toda la hexalogía de Star Wars, y sentir como si hubiera sido apenas un instante... un momento que no quisieran que terminara porque lo disfrutaron mucho. Es sencillo, eso sucede cuando una persona tiene pasión por algo, y no representa el descubrimiento del hilo negro.
En mi caso, hace aproximadamente tres meses descubrí algo que yo ya sabía pero que me negaba a aceptar o simplemente no había tenido la oportunidad de demostrarlo: mi asombrosa capacidad para amar a una persona. Y el desconcierto y la incredulidad son comunes para todo aquel que -erróneamente- creía conocerme...
GordoPervertido: ¿Apoco si tuvieras enfrente a [inserte nombre de chica exuberante] dispuesta a entregarse a ti le dirías que no?
Mr. Cougar: Así es.
GordoPervertido: ¿Nomás por serle fiel a tu novia?
Mr. Cougar: Sí.
GordoPervertido: ¡Jajajajaja! Yo te conozco y a mí no me engañas...
Y es precisamente toda esa incontenible y gigantesca capacidad de amar a aquella persona, lo que provoca que todo un día a su lado parezca un solo instante... y es por eso que el tiempo se vuelve nada cuando siento su cabeza en mi pecho, gritándome en silencio que permanezca con ella por siempre.
Porque así como la pasión de algunas personas es todo lo que les ayude a cuidar su belleza externa, o ver fútbol en la televisión todo el día, o simplemente el cine y las películas de arte... mi pasión se reduce a ella... y por eso no me resulta difícil prometer que pasaré el resto de mi tiempo con ella.
¿Que cómo se me ocurrió hablar del tiempo?
R = Acabo de perder dos valiosas horas de mi vida viendo la película "Temporada de Patos"... ¡¡¡¡¡Pffffffff!!!!!
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