lunes, 2 de octubre de 2006

Hace un mes

Hace un mes estaba pasando un mal día. Era uno de esos fines de semana con el horrible tráfico ocasionado por la construcción del nuevo distribuidor vial... que desde hace un mes sigue casi igual. Sí, hace un mes traía vendada mi pierna derecha, desde el empeine hasta la rodilla... pues me habían lastimado jugando fútbol; no podía apoyar bien a causa de mi tobillo que parecía de hule, no podía meter bien el acelerador, y para aumentarle, el insoportable calor no era tan buen amigo de mi apretada venda. Los coches no avanzaban y yo me volvía loco en la espera, que era larga y parecía interminable, colmada por el hecho de que mi coche tenía el lector de discos compactos dañado y con un CD en su interior que se negaba a salir, quejándose cada vez que oprimía "eject", con un toquido similar al de un pájaro carpintero. Para ser sincero, creo que nunca en mi vida he escuchado el toquido de un pájaro carpintero, pero la televisión puede llegar a ser muy ilustrativa durante la infancia... así que más o menos lo imagino. Agudo, punzante, estresante, desesperante, tal como la voz de Paulina Rubio y casi cualquier "cantante" que ponían en la radio. Intentaría distraerme con una llamada por celular... cuando recordé que mi teléfono se había arrojado a nadar sin quitarse el traje de baño, y había quedado casi inservible. Y sí, hace un mes sentía que pocas cosas me salían bien. Es más, creo que fue hace un mes cuando comencé a desesperame por mi falta de prospección de clientes para la empresa donde trabajo. Hace un mes, también, sentía que el evento universitario que organizo se venía abajo. En pocas palabras... hace un mes me pasó casi de todo.

Y, ¿qué crees?

Hace un mes tenía un compromiso... un compromiso contigo. Hace un mes te iba a ver, iríamos a cenar, y después a la playa. Me pondría una camisa nueva, te iría a buscar, y eventualmente coincidiríamos -sin haberlo planeado- en el color de nuestra ropa; así como tampoco planeamos alguna vez este sentimiento mutuo.

Caminando en la arena, hacías tus caritas, buscabas poses para tus fotos... y yo me limitaba a contemplarte... tu belleza me cautivó tanto que no me permitía más que eso. Para distraerme un poco, busqué una Luna que engalanase el cielo, repleto ya, de miles de estrellas; la Luna fue egoísta: sólo quiso compartirme un ligero menguante de todo su esplendor... y ¿para qué necesitaba más? si ahí estabas tú.

Y entonces sucedió: me di cuenta que tenía que decírtelo... que no podía ya esperar más para decirte que quería estar contigo, para decirte que eres lo único que me mantiene despierto cuando ya todo me ha derrotado; que tras un día de completo stress, tú eres la única que dibuja una sonrisa en mi rostro... que jamás me había sentido así con nadie, que este sentimiento es indescriptible, que no hay palabras para decirte cómo me siento desde que estás a mi lado... que esas cinco bellas lilies color naranja que te di, mostraron celos y respeto cuando tus ojos les miraron... que nadie más hermosa que tú, que nadie más perfecta para mí, más que tú. Que eres tú, solamente tú... que no necesito nada más en este momento para ser feliz.

Y claro, cómo no voy a ser feliz, si hace ya un mes que somos novios... y esto es sólo el comienzo. Te amo.

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