Opción A.- Prendes la tele. Decides comenzar un tour por el Canal 102, para apoyar a las televisoras nacionales, pero tu sorpresa es que te encuentras con una telenovela extremadamente patética y llena de actores que ya cumplieron su sueño en la vida: trabajar como reparto en una novela de Telerrisa. Le cambias al 103, y gritas del horror: está la repetición de la telenovela de la hora anterior; así que de un salto le cambias al 104 y te infartas del susto: ¡¡¡la repetición de la novela de hace dos horas!!!, que te muestra decenas de adolescentes vestidos de blanco con corbata roja, queriendo ser artistas cotizados a nivel nacional (porque en el extranjero ni quién los pele), en una escuela que no existe, con métodos de enseñanza que no existen, maestras tan atractivas que no existen, en un mundo que no existe... ¡¡¡noooooooooo!!! Sigues tu camino y llegas al 105; observas con cara de "¡miraaa, este güey aquí anda!" a Omar Chaparro, y recuerdas cuando en Telehit conducía un programa con 100 veces menos presupuesto que ahora, pero con 1000 veces mayor creatividad; una lágrima de nostalgia rueda por tu mejilla al saber que una vez más el monstruo ganó y la libertad de hacer programas decentes perdió... te decides a cambiar de canal, cuando un destello te pone en la cámara a... ¡Ricky Martin! ¡Sí! ¡El puertorriqueño que habla como sudamericano, viste como gringo y canta como negro! Detenidamente escuchas el ritmo y la letra de su nuevo hit: oh, sorpresa, otro reggaeton. Con ese dejo de decepción cambias de canal... tu aventura aún comienza... Llegas al 106, donde un puñado de comerciales chilangos de bajo presupuesto te provocan pereza y necesidad de encontrar buenos productores de televisión para exportar a la jiudá de la ejperanja. Decides acelerar el proceso de zapping, y metes segunda, después tercera, cuarta, quinta y pasas rápidamente por: un noticiero amarillista; un programa de nombre "Infarto" que se ve más actuado que la lágrima de Lucerdito cuando llegaron a la meta en el primer Teletón; un programa "Incógnito" que conduce un retrasado mental; la barra cómica con exceso de albur y uno que otro chiste del librito, de esos que nadamás provocan risas grabadas; una caricatura japonesa con mucho color, mucha imaginación, muchos churros y muchos personajes que salen de bolas rojiblancas y pelean entre sí; una película que pierde su esencia al ser doblada al español con su Fuck you! = Vete al diablo y su Goddamnit! = Demonios/recórcholis/cáspita; uno, y otro, y otro programa de "los chismes más picantes de los famosos" y sus "trapitos al sol" que te hacen darte cuenta del nivel cultural que hay en México, para que la gente ande preocupándose por cuándo se casa "en la vidarrial" la protagonista de su telenovela favorita y qué televisora va a ganar finalmente los derechos de transmisión de la boda; y terminas tu travesía nacional con la serie de Superman adolescente, que en lugar de habitar en Smallville, vive en Villachica, según la traducción.
Después de limpiar tus lágrimas con la Bandera Nacional, intentas probar suerte en los canales extranjeros, y es así como llegas al canal Fox, que cuando no hay series en horario estelar o Los Simpson, no tiene nada bueno en su programación, y tiene que martirizar al público con Star Wars (I, II, III, IV, V y VI); le cambias al Sony y ves un refrito del gringuísimo humor de Saturday Night Live, cuyo más alto rating registrado fue cuando Britney Spears desentonó toda la canción y cuando Ashlee Simpson se equivocó de rola y comenzó a cantar antes que su playback (aún mayor que cuando Sarah Michelle Gellar se desnudó). Sigues, sigues y sigues, como el conejito de las pilas, y haces zapping automáticamente y sin esperar mucho por Warner al ver que están las increíblemente patéticas, odiosas y fastidiosas chicas Gilmore; te asombras después, de que exista un canal cuya razón de ser consista en viborear cómo los famosos hablan, visten, cantan, viven, comen, fiestean y gastan su dinero, mismo que ganan precisamente gracias a que hay gente que se dedica a alabar la manera en que hablan, visten, cantan, viven, comen, fiestean y gastan su dinero. Después, se te cae la baba de inverosimilitud, cuando descubres la existencia de un canal dedicado única y especialmente a la moda... Ignoras los canales para niños, porque ya sabes que verás cualquier cosa excepto algo que realmente pueda contener un mensaje coherente o educacional para los niños, como caricaturas de peleas ensangrentadas, de peleas con animalejos, de peleas con ¡cartas de papel que se transforman en dragones!, de refritos de los Supercampeones que siempre se la rifan hasta el último minuto para pasarle el balón a Oliver y que éste, después de haber llegado al otro extremo de la cancha en cinco capítulos, haga su ¡tiro con efectooooo! que va a más de 250 km/h, pero que Richard Tex Tex puede atajar gracias a que brincó y se apoyó en el poste derecho de su portería, para impulsarse y salir rebotado hacia el balón, pudiéndolo rechazar, para que después aparezca Oliver, y en un segundo intento, logre anotar un gol que deje tirados a los diez defensas que corrieron hacia él, seguido, por supuesto, del silbatazo del árbitro que indica el final del partido dándole al Newpi la victoria apretada con gol de último minuto de Oliver Atom; o dibujos animados donde entre más asqueroso sea el contenido, más hace reír a los infantes. Corres esperanzado al Discovery, pero ves comerciales de Greenpeace... intentas refugiarte en el Animal Planet, pero ves ranas doradas de Nicaragua apareándose, y te hundes en un mar de desesperación.
Corres, vuelas, te aceleras, a los canales de deportes, y te ciega la euforia por la Serie Mundial (estúpido e incoherente nombre para llamar al campeonato de baseball de un solo país); ves una emocionante, crispante y energetizante competencia del PGA Tour sin Tiger Woods, quien está en su casa rascando su negra y brillante panza con una camiseta de la marca de la palomita que le patrocinará hasta que la muerte (o un contrato multimillonario de la competencia) los separe. Das un brinquito a Fox Sports, y tu cerebro vomita pensamientos amargos al ver archivos y más archivos de los clásicos Boca Juniors vs. River Plate de hace 10 años, con comentaristas que parecen jurar amor eterno a los futbolistas más que a su propia madre... y terminas tu desilusión deportiva con una narración de los goles de la liga de fútbol peruano, que son más malos que los que mete tu primito de 7 años cuando juega fútbol llanero.
Ya cansado, ojeroso y decepcionado, das un salto a los canales de "música", y te sueltas en llanto inconsolable al encontrarte con El Coyote y su banda, reggaeton, más reggaeton, un reality show con ex celebridades norteamericanas, más reggaeton (hasta en la sopa), y cierras con broche de óxido de fierro en MTV, que después de haber gastado millones haciéndote coco wash para que no se te olvidara que en sus famosos premios de latinoamérica (pero con la mitad de cantantes gringos) te ibas a encontrar con "artistas" de talla internacional, sorpresas y regalos (y por supuesto, mucho reggaeton), te pone una serie de programas alternativos de última hora porque se cancelaron sus super duper truper video music awards por el huracán categoría 5 "Wilma"... ¡¡¡buuuuu... y tú que querías ver la hiper mega presentación estelar que cerraba el concierto de Belinda y Moderatto!!!
Es ahí cuando te secas las lágrimas, cual criatura digna de sí, y con la frente en alto te levantas de tu asiento, apagas el televisor, y te diriges hacia tu computadora, la prendes y navegas en ese infinito mar hasta llegar al Espacio en Blanco, del cual eres adicto. Fin de la Opción A.
Opción B.- No tienes vida social, y es tiempo de que te compres una, oh, amigui del espacio bloguidimensional. Fin de la Opción B.
Después de limpiar tus lágrimas con la Bandera Nacional, intentas probar suerte en los canales extranjeros, y es así como llegas al canal Fox, que cuando no hay series en horario estelar o Los Simpson, no tiene nada bueno en su programación, y tiene que martirizar al público con Star Wars (I, II, III, IV, V y VI); le cambias al Sony y ves un refrito del gringuísimo humor de Saturday Night Live, cuyo más alto rating registrado fue cuando Britney Spears desentonó toda la canción y cuando Ashlee Simpson se equivocó de rola y comenzó a cantar antes que su playback (aún mayor que cuando Sarah Michelle Gellar se desnudó). Sigues, sigues y sigues, como el conejito de las pilas, y haces zapping automáticamente y sin esperar mucho por Warner al ver que están las increíblemente patéticas, odiosas y fastidiosas chicas Gilmore; te asombras después, de que exista un canal cuya razón de ser consista en viborear cómo los famosos hablan, visten, cantan, viven, comen, fiestean y gastan su dinero, mismo que ganan precisamente gracias a que hay gente que se dedica a alabar la manera en que hablan, visten, cantan, viven, comen, fiestean y gastan su dinero. Después, se te cae la baba de inverosimilitud, cuando descubres la existencia de un canal dedicado única y especialmente a la moda... Ignoras los canales para niños, porque ya sabes que verás cualquier cosa excepto algo que realmente pueda contener un mensaje coherente o educacional para los niños, como caricaturas de peleas ensangrentadas, de peleas con animalejos, de peleas con ¡cartas de papel que se transforman en dragones!, de refritos de los Supercampeones que siempre se la rifan hasta el último minuto para pasarle el balón a Oliver y que éste, después de haber llegado al otro extremo de la cancha en cinco capítulos, haga su ¡tiro con efectooooo! que va a más de 250 km/h, pero que Richard Tex Tex puede atajar gracias a que brincó y se apoyó en el poste derecho de su portería, para impulsarse y salir rebotado hacia el balón, pudiéndolo rechazar, para que después aparezca Oliver, y en un segundo intento, logre anotar un gol que deje tirados a los diez defensas que corrieron hacia él, seguido, por supuesto, del silbatazo del árbitro que indica el final del partido dándole al Newpi la victoria apretada con gol de último minuto de Oliver Atom; o dibujos animados donde entre más asqueroso sea el contenido, más hace reír a los infantes. Corres esperanzado al Discovery, pero ves comerciales de Greenpeace... intentas refugiarte en el Animal Planet, pero ves ranas doradas de Nicaragua apareándose, y te hundes en un mar de desesperación.
Corres, vuelas, te aceleras, a los canales de deportes, y te ciega la euforia por la Serie Mundial (estúpido e incoherente nombre para llamar al campeonato de baseball de un solo país); ves una emocionante, crispante y energetizante competencia del PGA Tour sin Tiger Woods, quien está en su casa rascando su negra y brillante panza con una camiseta de la marca de la palomita que le patrocinará hasta que la muerte (o un contrato multimillonario de la competencia) los separe. Das un brinquito a Fox Sports, y tu cerebro vomita pensamientos amargos al ver archivos y más archivos de los clásicos Boca Juniors vs. River Plate de hace 10 años, con comentaristas que parecen jurar amor eterno a los futbolistas más que a su propia madre... y terminas tu desilusión deportiva con una narración de los goles de la liga de fútbol peruano, que son más malos que los que mete tu primito de 7 años cuando juega fútbol llanero.
Ya cansado, ojeroso y decepcionado, das un salto a los canales de "música", y te sueltas en llanto inconsolable al encontrarte con El Coyote y su banda, reggaeton, más reggaeton, un reality show con ex celebridades norteamericanas, más reggaeton (hasta en la sopa), y cierras con broche de óxido de fierro en MTV, que después de haber gastado millones haciéndote coco wash para que no se te olvidara que en sus famosos premios de latinoamérica (pero con la mitad de cantantes gringos) te ibas a encontrar con "artistas" de talla internacional, sorpresas y regalos (y por supuesto, mucho reggaeton), te pone una serie de programas alternativos de última hora porque se cancelaron sus super duper truper video music awards por el huracán categoría 5 "Wilma"... ¡¡¡buuuuu... y tú que querías ver la hiper mega presentación estelar que cerraba el concierto de Belinda y Moderatto!!!
Es ahí cuando te secas las lágrimas, cual criatura digna de sí, y con la frente en alto te levantas de tu asiento, apagas el televisor, y te diriges hacia tu computadora, la prendes y navegas en ese infinito mar hasta llegar al Espacio en Blanco, del cual eres adicto. Fin de la Opción A.
Opción B.- No tienes vida social, y es tiempo de que te compres una, oh, amigui del espacio bloguidimensional. Fin de la Opción B.
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