Muchas composiciones literarias se han hecho en nombre del amor; incluso yo, he tenido la bajeza de realizar algunas, sin mucho éxito ni rima ni coherencia, cabe mencionar... y aún así seguimos admirando ese sentimiento del ser humano que tanto transforma a las personas.
El hecho de que exista un sentimiento de enamoramiento (que no de amor) no necesariamente requiere de dos personas, con una basta. En estos casos, al susodicho en cuestión se le reconoce como un perfectísimo pendejo.
Los pendejos abundan, y no solamente en las relaciones sentimentales, sino en la vida cotidiana. Cuando vas manejando por la avenida rumbo a tu destino diario, no tienes idea de la cantidad de pendejos que han pasado cerca de ti: gordos, flacos, altos, chaparros, pelones, rastafarios, maricones, metrosexuales, feos, bonitas, güeros, morenos, zambos, mulatos, aperlados, peinados, despeinados, enviciados, desquebrajados y todo lo que termine en "ado". Cualquiera de ellos puede ser un pendejo.
Los científicos con alto coeficiente intelectual pertenecientes a la Sociedad de Responsabilidad Limitada "Espacio en Blanco de México" se han dado a la tarea de promover el aprecio por este tipo de personas, que van por la vida haciendo pendejadas sin reconocimiento, porque: si al enamorado sí, ¿por qué el pendejo no?
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