domingo, 27 de febrero de 2005

Noticia de última hora

1:00 P.M.

Todo bien, el
banano no causó estragos, un aplauso para mi sistema digestivo.

Hasta pronto.

Hoy me comí un plátano verde

Así es, querido lector. Domingo 27 de febrero de 2005, 2:15 A.M.

Tengo el ligero presentimiento de que en unas 8 horas sufriré las consecuencias.

A falta de algo más que decir, gracias por su atención, vuelva pronto.

viernes, 25 de febrero de 2005

En la búsqueda de un final feliz

-¿Alguna vez te ha pasado que crees haber encontrado a esa persona que simplemente cubre todas y cada una de tus expectativas hacia el sexo opuesto? ¿Que te parece que es todo lo que buscas en una persona en cuanto a su forma de ser, su manera de hablar, de comportarse, lo que te demuestra día a día ? ¿Que piensas que una oportunidad así no debes dejarla pasar porque jamás regresará? ¿Que no importa la edad que tengas, sientes muy profundamente que es el tiempo de buscar algo más que una simple relación banal, algo que de verdad te llene, que te haga feliz, que te haga olvidarte de lo mal que la has pasado relacionándote con el sexo opuesto en toda tu vida?

-Quisiera poder ayudarte, amigo, pero la gente está esperando- contestó el amable señor que me atendía en la gasolinera, mientras chiflaba peculiarmente a su compañero de oficio para pedirle cambio de 200 pesos.

-No. Hablo en serio. No sé si es el alcohol, pero me he puesto a pensar que a mis... tic, tac, tic, tac... 20... sí... 20 años, no he tenido ninguna relación de noviazgo que haya valido la pena. Y que no me escuchen mis antiguas novias (que puedo contar con los dedos de mi mano, así como los besos que le di a ambas), pero lo cierto es que nunca he estado enamorado de alguien que me corresponda. Las veces que le he dicho a una niña "te quiero" o "te amo" han sido 'de dientes hacia afuera', sin sentirlo de verdad, y eso me llena de un sentimiento de culpa que no me deja en paz. Tal vez no soy bueno para esto, así como hay gente que no es buena para el fútbol, otros que no son buenos para escribir (oops!), otros que no dominan el hablar en público, o aquel que a sus 40 años sigue dibujando como niño de kinder con crayones de punta desgastada... simplemente a mí me tocó ser malo, qué va, malísimo para relacionarme con los demás... incapaz de tener una novia con quien pasar el resto de mi (nuestro) tiempo.

-No te agüites... ¿quieres jugar FIFA?- sugirió mi buen amigo, deseoso de ponerme otra barrida en tan conocido juego de la milagrosa consola de videojuegos.

-Lo inexplicable y lo peor del caso es que sé perfectamente lo que quiero, física y espiritualmente, aunque hasta hoy me ayudaron a descubrirlo, a darme cuenta de eso, de lo exigente que soy, de lo maligno que puedo ser con aquellas personas que se acercan a mí, de la manera en que alejo a la gente que parece ser muy valiosa con posts depresivos en mi blog, o de cómo he rechazado a tres chicas en el último mes, porque "no cumplen con mis expectativas".

-Este mes, Líderes Mexicanos presenta a Arturo Elías Ayub, Hugo Sánchez y Joaquín Beltrán, líderes del equipo bicampeón del fútbol mexicano- mencionaba mi boca, como aquel vocero que habla sin saber qué significado tiene lo que dice.

-Ya sé. Voy a dejar de espantar a la gente con este tipo de comentarios estúpidos y con finta de autocompasivos, tengo que hacer algo más que hablar y quejarme de mi situación, me voy a dedicar a lo que necesito, "hoy voy a cambiar", me propongo, como buen joven tampiqueño que estudia en universidad de paga, con coche, amigos de status, y dinero suficiente para demostrar lo anterior a unas chicas que se impresionan con poca cosa, salir el próximo fin de semana al antro que todo mundo visita, tomar el alcohol barato que todo mundo toma porque no importa qué tan horrible sabor tenga, "nosotros hacemos el movimiento", y quizás bailar al ritmo de algo que ni siquiera sé qué signifique, pero vaya, todo mundo lo hace... no sé si debería comenzar a fumar, digo, si me sirviera para acercarme a una chica viciosa, ejem, digo, preciosa, con encendedor, tal vez lo haga... y quizás eso resulte en algo mayor, consiga su número, sólo para darme cuenta que estudia en la misma universidad que yo, o en otra de abolengo similar, salgamos al único centro comercial semi-decente que tiene nuestra ciudad, vayamos a uno de los dos cines respetables que tenemos, uno donde se abarrote de chicos como nosotros, y semanas después vayamos a uno de los pocos clubes sociales y elitistas de la región, para que en menos de un mes ya seamos novios, aquellos chicos que todo mundo dice "ay wey, qué cute, es que hacen bonita pareja, tipo que se conocieron super curioso y de que son el uno para el otro, eh..."

-¡Guau!- decía mi perro una y otra vez, con esa mirada de ternura hacia mí como si entendiese todo lo que le estaba contando, o tal vez porque ya esperaba ansioso que le diera su comida.

-Y es que... para qué intentar algo más... para qué gastar mis esfuerzos en algo sin futuro, considerando que yo no veo dónde se encuntre el mío, considerando que lo que quiero y deseo está tan lejos de aquí, tan lejos de mí, tan lejos de significarse como la tercera parte de aquella historia que nunca debió comenzar...

miércoles, 23 de febrero de 2005

Sueño guajiro textilero

El día que tenga mi propia máquina para poner estampados sobre la ropa tal vez sea un poco menos infeliz (o un poco más ocioso) de lo que soy ahora. Confieso que antes de que saliera la ropa NaCo. a la venta y se hiciera tan popular hasta que finalmente perdió su esencia, yo tenía algunas ideas en la cabeza que quería plasmar sobre un pedazo de algodón de mi talla. He aquí mi Top 10 de las leyendas que estamparía para usar en una camisa:

1.-
"Ser MR. COUGAR es chido" (esta era la original, y no la de "ser NACO...")
2.- "BUSCO NOVIA" (casi podría jurar que tengo años con esa idea, aunque sea de un amigo originalmente)
3.- "¿Qué me ves?" (hay que andar vestido de acuerdo al estado de ánimo, ¿cierto?)
4.-
5.- "PRESENTE" (es de weva eso de que nos pasen lista a cada rato)
6.-

7.-
"Mírame, soy original" (paradójico, ¿eh?)
8.-
9.-
10.- "I did not buy a Livestrong" (abajo los fetichés)

NOTA 1: Las líneas vacías están censuradas para evitar problemas de derechos de autor con la compañía de ropa antes mencionada.

NOTA 2: Lo anteriormente escrito puede ser o no verídico.

lunes, 21 de febrero de 2005

Crítica al fútbol

-No sé cómo les puede gustar el fútbol. No veo más que a un chorro de monitos en short, camiseta y zapatos chistosos e incómodos que corren atrás de una pelotita, como si estuvieran locos y adentro tuviera la llave para abrir la puerta de un cuarto donde se encuentra un graaan tesoro, o no sé, como si fuera tan emocionante el pegarle a esa pelota, andarse exponiendo a ser pateado por otro güey y quedar lastimado de por vida... que por cierto, ¿se acuerdan de Lucio, aquel burro que se salió de estudiar en el segundo semestre de la carrera porque estaba entre la escuela y el equipo de fútbol? Bueno, pues me enteré de que en la segunda temporada se lastimó la rodilla, lo tuvieron que meter a quirófano y tardo como 3 meses en volver a caminar bien, porque le dolía cuando apoyaba la pierna derecha o algo así... ah, entonces... este... ¡ah, sí! pues que regresó al equipo y ¡ni madres! que ya no había chance para él, que porque ya había varios jugadores peleándose el puesto titular y hasta el de banca, y que ni de chiste podía regresar, que porque no querían problemas legales por lesiones, entonces le dieron una feria como para vivir un mes, y luego en la escuela no le revalidaron las materias que ya había llevado, que tenía que volver a empezar la carrera, o sea, perdería en total como 2 años, y así se la vino a pelar toda completita... creo que ahorita vive con sus papás otra vez y no encuentra chamba... bueno, me contaron. Pero es lo que les digo, yo por eso no juego fut, no vaya a ser que me chinguen la pierna, y luego ni caminar pueda, n'ombre, yo así estoy mejor, de huevón, sin arriesgarme, aquí en mi casa viendo la tele... y por supuesto, nada de fútbol... y luego ¿qué es eso de que somos el jugador número 12, que apoyemos a la selección mexicana? Para mí que es la "decepción mexicana", de tan feo que juegan, si les digo que me da hueva venir a ver partidos de fútbol, ni me gusta... na'más lo hago por tirar desmadre con ustedes aquí un rato...

Silencio de 5 segundos... miradas de incógnita de unos hacia otros... alguien le da otro trago a su chela... otros 5 segundos... Y de repente, como si se hubieran puesto de acuerdo, sin violencia pero con contundencia, se escucha a coro:

-¡Pinche joto!

El bohemio calló... no hubo más que decir... el partido terminó 2-1 a favor de México y nosotros nos olvidamos del incidente con varios sixpacks de cerveza clara...


viernes, 18 de febrero de 2005

Deseo sin un fin coherente

Alguna vez, en cierto momento de mi vida, aunque sea sólo por un pequeño y efímero instante, daría lo que fuera por tener la mitad de la gracia y simpatía que tiene este personaje.

Si hubiera un premio al post con menor calidad en toda la historia de los blogs...

... sin duda este ganaría.

Pues resulta que después de mudar toda mi basura del MSN Spaces para acá, decidirme a continuar con la segunda parte de "Dariela" y no terminar de entender el lenguaje HTML, compruebo que la inspiración no me llega.

Tal vez sea por lo que le comenté a una amiga, como que cuando eres temporalmente feliz por algo, te olvidas de qué hablar, no hay nada de qué quejarte, simplemente pierdes tu esencia de ser humano insatisfecho y ególatra. Porque eres feliz. Porque todo te parece perfecto.

Y... señoras y señores, esto no me gusta, no lo encuentro gracioso ni agradable en lo más mínimo. Necesito sufrir un ratito más, continuar con la tragicomedia de mi vida (trágico para mí, cómico para quien lo lee, por supuesto), vamos, sadismo puro.

Pero, hey, es sólo una teoría, me escudo en el "tal vez" del antepenúltimo párrafo, pues no tengo la menor idea de qué estoy diciendo, aunque eso no es precisamente lo que me asusta, sino el porqué de mi silencio.

¿Sugerencias?

lunes, 14 de febrero de 2005

Para no desentonar en este día...

Dariela. Segunda Parte

Pasaron días, semanas, tal vez meses, hasta que el pequeño ángel de la guarda disfrazado de... pequeño también, joven universitario, prácticamente olvidó aquel incómodo cuadro semisentimental que negaba rotundamente la, mil veces defendida, creencia de "el amor a primera vista no existe".

Era un templado viernes por la noche, tal vez otoño, tal vez invierno, tal vez su herida memoria no quiso recordar, cuando decidió, junto con sus bohemios amigos, quitarse por un fin de semana precisamente el término de 'bohemios' y visitar el bar de renombre y distinción cuya popularidad se encontraba en la cima, en aquella época estacional, aunque eso significara disminuir en una buena cantidad el número de billetes que contenían sus carteras.

Y llegaron. Y usaron el elevador. Y fue ahí cuando arrivaron a la entrada de dicho bar, que se encontraba junto a un nuevo restaurante de la misma alcurnia, como diría mi abuelita. La lista de espera no era tan larga, el problema es que exigía requisitos indispensables: una reservación, o en su defecto, tener cara de mamón, amargado, misántropo discriminador y por supuesto, una larga cuenta bancaria y/o apellido extranjero.

Y fue ahí, entre exclamaciones y susurros de enojo, coraje y lamento por no poseer el teléfono para hacer reservaciones, mientras observaban a los más afortunados entrar a aquel antro, cuando él se distrajo de tan gracioso festín de miradas envidiosas, para dar paso por sus pupilas a esa hermosa e inconfundible cabellera.

No cabía posibilidad, era increíble, asombroso, casi utópico aquel cuadro de insuperable belleza, que sorpresivamente fue superada por su rostro... sí... ella volteó... sí... era ella: Dariela. Su rostro era infinito veces más hermoso, su cuerpo era simplemente perfecto; el cuadro se volvía aún más insuperable. Él se volteó. Sus ojos no podían soportar aquel destello de belleza femenina, su mente no podía aguantar aquel incoherente crucero de preguntas y dudas manifiestas en su mirada. Él tuvo que volver a verla. Su paranoica razón tenía que comprobar lo que su ilusionada co-razón esperaba que fuera. Y lo hizo. Era ella; su belleza seguía siendo insuperable, cuando algo increíble volvió a suceder: sonrió. El universo se detuvo completa y absurdamente en ese pequeño instante que hacía coincidir esas dos miradas. El chico no ha podido explicar de manera concreta lo que tan abstractamente sintió en ese momento: era amor a segunda vista, contra todos los pronósticos, contra todas sus creencias, contra todo su ser.

Ella entró al bar, tan sólo 5 minutos después, sin saber que todo quedaría en un contacto visual nunca igualable.

Él, tuvo que abandonar el lugar. Su cuerpo se ahogó en una combinación de unos cuantos mililitros del alcohol mexicano de exportación por excelencia y mucho refresco de toronja, pero lejos de ahí. En un lugar donde la música era diferente, el ambiente era diferente, la gente era diferente, sus amigos se comportaban diferente, y él moría de una forma diferente. Ella no estaba, no estaría esa noche y muy probablemente nunca más coincidirían en una forma tan sublime como lo hicieron esa vez, dejando solamente recuerdos, y nada más que recuerdos, en su pobre y pisoteada imaginación...

¿Continuará?

domingo, 13 de febrero de 2005

Y así quieren que se me quite lo misántropo...

Su no tan servidor decide comprar una tarjeta para su celular en no tan conocido centro comercial (de Tampico, Tamaulipas), a no tan prestigiosa tienda, siendo atendido por no tan inteligente señora(ita); entonces:

Yo: ¿Tiene tarjetas para celular?

SeñoraNiTanInteligenteNiTanAmable: ¿De 100 o de 200 pesos?

Yo: De 200, por favor.

SeñoraNiTanInteligenteNiTanAmable: De 200 no tengo.

Yo: ¬¬ (Silencio... cuento 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10...) Está bien... una de 100.

SeñoraNiTanInteligenteNiTanAmable: OK. Son 100 pesos...

Yo: (Neta???????)

Un caso de la vida real...mente nefasto

"Dice mi mamá que siempre sí"

Va una breve descripción: hace unas semanas participé en un evento organizado por mi universidad junto con conocida óptica de origen irlandés, en el que se invitaba a que las personas se hicieran el examen de la vista (totalmente gratis), después se les daba a escoger de entre varios modelos de armazones, el cual se le regalaba también, y finalmente se les entregaba un cupón de descuento para que acudieran, cuando mejor les convenga, a la misma óptica a pedir la graduación para sus lentes.

Su colega Romeo se encuentra parado casi babeante por no tener algo qué hacer, cuando de repente se acercan dos señoras queriendo aparentar clase (sin mucho éxito), echan un vistazo a los armazones de regalo y...

SeñoraMamila#1: Mmm... no me gusta... ¿no tienes otros modelos?

Yo: Estos son todos.

SeñoraMamila#2: Pues... (se dispone a observar)

SeñoraMamila#1: No, vente... vámonos, esos están muy feos...

Yo: ¡Señora! ¡Su cupón de descuento! (sólo una escuchó, pues la otra había ido a ver los lentes "de marca" los cuales sí estaban en venta)...

SeñoraMamila#2: Gracias... (¿no que no?)

SeñoraMamila#1: Aquí espérame, voy por el coche (¡coche!)... (grita para que todo mundo en el lobby escuche que tiene coche... ¿cuántas veces he dicho la palabra "coche"?)

(La doña restante se pone a observar los modelos "de marca")

SeñoraMamila#2: ¿Cuánto cuesta este? (marca Fucchi)

EmpleadoDeLaÓpticaQueNomásQuiereVender: Ese le sale en tres mil doscientos pesos...

(Silencio... alguien tose dos veces... el empleado sabe que no venderá ni madres... se retira)

SeñoraMamila#2: Entonces dices que estos de acá son gratis, ¿vedá?

Yo:

Tomé una imagen de la señora cuando le dijeron el precio, incluso intenté que saliera lo mejor posible, y esto fue lo que pude lograr:



sábado, 12 de febrero de 2005

"Sé tú mismo"

Esta frase funciona así: los problemas existenciales que te comenta tu 'amigo' han terminado por colmarte la paciencia y desde hace media hora no has entendido una sola palabra de lo que ha dicho, pues te ha parecido más interesante aquella canción en inglés que estaba de fondo, y de la cual no tienes la menor idea de lo que dice...

Entonces, con temor a interrumpirle y causarle estragos mayores a su, de por sí, pisoteada autoestima, esperas a que termine de hablar, escuchas ese nunca antes tan preciado silencio por algunos segundos, que para él se transforman en horas (pues espera un sabio consejo tuyo, sin tomar en cuenta que tienes igual o peor experiencia que él en la vida); es ahí cuando decides abrir tu boca y pronunciar sabiamente las palabras "sé tú mismo".......... otro silencio, aún más largo que el anterior.......... mientras él piensa "¡¿qué carajos se supone que eso significa?!"...



Afortunadamente, después de varios años y situaciones incómodas de ignorancia, finalmente tengo la traducción, tal vez un poco alterada, pero ¡vamos! ¿quién nos nombra 'consejeros' al nacer? La vida me ha enseñado que "sé tú mismo" significa "haz exactamente lo que todo mundo hace, pero a TU manera"...

¿Discrepancias? es normal, no te preocupes, yo pensé lo mismo, pero poco a poco comencé a entenderle... "oh, sí, me decía a mí mismo, entonces tengo que ser como los demás, pero a mí estilo... oigan, me agrada... no lo entiendo, pero me agrada..." El chiste está en vestirse igual que los demás, claro, cuidando que sean las mismas marcas de ropa, utilizando quizás lo mismo que ellos para arreglar tu desaliñado pelo, ¡pero cuidado! no intentes que sea una 'imitación' de marca (pues ya bastante haces con imitar el estilo que está de moda), ya que sería una 'imitación de imitación', vaya, el resultado sería tan devastador como querer calcar algo sobre papel carbón, escribiendo además sobre papel carbón, y usando para esto papel carbón de mala calidad (¿alguien en su vida ha tenido el gusto de ver papel carbón de buena calidad?).


Entonces, después de que has pasado la etapa física, necesitas caminar como ellos, postura erguida, recuerda, eres como el Homo Erectus (pues no mereces ser llamado Homo Sapiens, ya que te dejarás llevar por instintos de poca originalidad); además, debes mirar a los demás como si se te hubiera perdido algo sobre tus hombros, pero a su vez sintieras que tu nuca está siendo jalada por un hilo en tu espalda.

Acto seguido, deberás asistir a esos lugares; sí, amigo mío, aquellos que tanto detestas porque siempre están los mismos descerebrados, bailando la misma música de siempre, ahogando su hígado con el mismo alcohol adulterado de siempre y llenando sus pulmones del inhóspito humo con sabor tabaco de la misma marca que siempre.



Ahora viene lo difícil, hermano, necesitas practicar el ritual caníbal que tanto les gusta: deberás devorar otros seres humanos... ¡deja de saborearte los labios, 'carnal', estoy hablando en sentido figurado! este ritual consiste en devorarlos con las palabras, pero eso no es problema, pues anteriormente ya los habrás hecho menos con tu mirada que tanto has practicado, claro, si es que ellos tienen baja autoestima; pues si ésta se encuentra alta, tendrás problemas, pero ¡hey! no te preocupes, para que tu grupito de 'amigos originales' no corra peligro, puedes etiquetarlos con la palabra 'fenómenos' (freaks, si te quieres ver más nice), o simplemente echar a andar tu también entrenada lengua para inventar (junto con tu trastornada y adormecida mente) los peores chismes sobre ellos.

No te preocupes amigo, todo estará bien, es un mundo globalizado, competido y muy difícil, pero tú has seguido las reglas, ¿qué podría salir mal?... ¿Acaso quieres pensar? ¿Quieres ver qué sería de ti si abrieras un poco tu mente y quisieras ser original DE VERDAD, respetar los buenos principios y practicar la igualdad y justicia con los demás? No, cuate, no lo hagas, sigue en nuestro ambiente; recuerda, después de todo, sólo estás siendo 'tú mismo'...



Imágenes que aceleran el proceso de "ser tú mismo".

viernes, 11 de febrero de 2005

Diez cosas que NUNCA me verás/escucharás/leerás decir...

1.- "¡Me encanta bailar!"

2.- "Ojalá que mañana haga más calor"

3.- "Los pumas apestan"

4.- "¿Jugar Play Station? No, gracias, ahorita no"

5.- "La suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa"

6.- "¡Viva el amor!"

7.- "Tengo que bajar de peso"

8.- "Ese chavo está guapo"

9.- "O seaaa weeeey, vamos a antrear, ¿sí? es que tengo ganas de hacer lo mismo de la semana pasada, y tipo que encontrarme a los mismos de la semana pasada, y de que bailar la misma rola que la semana pasada, en el mismo lugar de la semana pasada..."

10.- "¡Vamos a ver una película de Jackie Chan!"

*Bonus: "Y soy rebelde..."

jueves, 10 de febrero de 2005

Poniéndonos sentimentales

Dariela. Primera Parte.

Fue en noviembre de 2004, cuando el chico se dirigía a su casa después de una noche en un antro (bar, disco, boliche, lounge, como tu nacionalidad te obligue a llamarle...), que le sucedió algo que realmente lo dejó pensando.

Se detiene en una tienda a comprar chicles para matar el aliento alcohólico que lo delataría sin pensarlo dos veces, y observa hablar por el teléfono público a una hermosa chica de 18-20 años; estaba llorando.

Se acercó, y su boca semiadormecida por el efecto alcohol-goma de mascar picante alcanza a pronunciar:

-¿Estás bien?
-Sí
-¿Te puedo ayudar en algo?
-No, gracias, estoy bien
-OK (aunque pensó: "Tú te lo pierdes... de todos modos tengo que llegar a mi casa" [2:30 A.M.])

Sube al coche, arranca y justo cuando pasa al lado de ella, sus labios, sin permiso de su cerebro quizás, se abren de nuevo para decir:

-En serio, ¿estás bien?
-La verdad es que no. Tuve una pelea con mi novio y me dejó aquí. Espero a que mis amigas vengan por mí; ¿podrías quedarte conmigo en lo que ellas llegan?

No podía negarse ante tanta dulzura que había sido quebrantada tan sólo unos minutos atrás. Tomó el chicle que había comprado y se lo ofreció. Ella lo tomó apenada pero agradecida. Pasaron los minutos, y entre "no pareces de 19 años" y otros comentarios que la resaca del siguiente día borraría, se dieron cuenta que no llegarían por ella nunca. Fue así que se ofreció a llevarla a su casa, y después de otros minutos más, ella accedió de nuevo avergonzada, tal vez pensando que el chico se veía completamente tierno e inofensivo y su único propósito era ayudar... tal vez ni siquiera le pasó por la mente y sólo quería llegar a su casa a dormir.

No pasaron ni 5 minutos, cuando ella dijo "aquí es", tiempo suficiente para que él grabara en su memoria y de manera permanente ese bello rostro adornado por una cabellera lacia y rubia que pertenecían a esa inolvidable e inalcanzable chica llamada Dariela. Ella bajó del coche mientras pronunciaba aquellas palabras:

-Disculpa las circunstancias en que tuvimos que conocernos, aunque tal vez llegue el día en que nos volvamos a ver; gracias.

Y se fue. Y también partió rumbo a su casa ese ángel guardián, pensando que dentro de pocos días olvidaría esa experiencia sabatina... aunque aún no lo logre...

miércoles, 9 de febrero de 2005

Lo que la pasión por un deporte te hace escribir...

Llegó el día: 11 de diciembre de 2004; las 5 y media de la tarde. Llegamos al estadio del Tecnológico de Monterrey, en la mismísima Sultana del Norte, con una incertidumbre de aquellas que te obligan a mirar a todos lados en busca de otro compañero de afición... búsqueda que, de vez en cuando, se distraía de su objetivo principal al observar por aquí y por allá la belleza femenina de aquella hermosa ciudad.

-Si el partido está definido 10 minutos antes de terminar, nos vemos en el carro a las 8- me había dicho Don Gonzalo, el amigo de mi tío Jorge, quien tenía que entrar por una puerta diferente que nosotros, pues él tenía boleto General, y que por cierto, era rayado (él, no el boleto... porque luego no los aceptan...).

Así las cosas, entramos sólo nosotros dos: mi pasión puma y yo, por la puerta 10, donde nos repartieron una especie de paliacate blanco con la leyenda "Vamos Monterrey", además de un paquetito para inflar dos "...", de esos tubos largos de plástico que sirven para aplaudir más ensordecedoramente, aunque yo ya tenía otros dos que me había dado una lindísima edecán de un conocido periódico.

Subimos varios pisos, con el temor de ser descubiertos por algún fanático rayado en estado de ebriedad, pero luego pensamos que era muy temprano para que alguien estuviese en dicha situación. De pronto, nos detuvimos un instante... sólo para admirar el paso de una hermosa regia de unos 20 años, o al menos así calculó mi sugestionada mente en esos instantes.

Y finalmente llegamos. No teníamos idea de cuál era la Fila DD ni el asiento 12, así que preguntamos a alguien que parecía sí conocer, y no nos equivocamos. Tomamos asiento y observamos una enorme multitud azul marino a nuestro alrededor, esperando ingenuamente ver algún destello color oro, el cual llegó silenciosamente y sin hacer mucha revuelta por ahí de las 6. Era un joven que portaba, nada más y nada menos que un jersey de los Pumas de hace varias temporadas, debajo de la conocida chamarra azul y oro de la UNAM... qué valor. Se sentó dos filas debajo de mí. "Por mi raza hablará el espíritu", leí unas cinco o seis veces mientras esperaba la gloriosa llegada de algún otro colega, pero en su lugar llegó para sentarse a mi lado derecho un joven aficionado de los rayados que, apenas se instaló, comenzó a inflar sus aplaudidores, se puso el paliacate en el brazo y comenzó a cantar acorde al resto de los espectadores: "Monterrey, Monterrey" una y otra vez, hasta que mi pasión puma y yo, sentimos que corríamos peligro si el resultado nos favorecía al término de los 90 minutos que estábamos por presenciar. Pero no nos importó, pues faltaban escasos 30 minutos para que diera inicio el juego que fue motivo para hacer un viaje de 7 horas y media en autobús.

Fue justo en ese momento cuando jugadores y cuerpo técnico visitantes salieron a visitar la cancha, en medio de abucheos y saludos a la familia. Nosotros estábamos distraídos viendo cómo el "Chino" servía cervezas a diestra y siniestra, hasta que oímos a una multitud cercana gritar: "¡Acá, acá! ¡Sí la llegas!" Volteamos al campo y vimos cómo regalaban a la tribuna un sinnúmero de balones, encendedores (ahí te encargo unos descalabrados), playeras y cualquier cantidad de artículos publicitarios de los patrocinadores (por cierto, mis respetos para una conocida marca de refacciones para automóvil: ¡¿Dónde las consiguen?! ¡Yo quiero una de esas para llevar!). "No la llega", dijimos en voz baja... ¿Y qué creen? No la llegó. Así que mejor nos dispusimos a observar de manera casi babeante a quien tal vez sirviera de inspiración para Mr. Woo, el oriental de las miles de dominadas con el balón. Después de meditarlo por unos minutos, llegamos a la conclusión de que, sin duda, el mexicano es mucho mejor; sólo le faltaba algo: atención, porque todo mundo estaba al acecho de un obsequio que cayera milagrosamente a ese lugar de la tribuna. Y es que si "a la gorra ni quién le corra", pues a los balones mucho menos. Alguien pareció animarse a patear un balón hasta donde estábamos nosotros... ¿Y qué creen? Éste sí llegó, y cayó exactamente en medio de mi colega de la UNAM y un aficionado rayado (de la cara también)... no vamos a entrar en más detalles... creo que es obvio que ningún balón es más bonito que tu propia vida, así que el "unamita" decidió dejarlo por la paz y otorgarle el balón, además de una felicitación de manos al rayado.

Hasta el momento, todo bien. Mucha cerveza, mucho canto, mucho brinco, cero violencia y quince minutos para empezar el juego. Ambos equipos ya estaban en los vestidores, concéntrandose para el "ahora o nunca", mientras el sonido local no paraba de repetir dos frases que volvían loco al público: "Esta es nuestra casa y aquí nadie nos gana" y "sigamos tomando la cerveza _____" (Favor de sustituir el espacio en blanco con aquello que reparte el cartero). 18:55 Cuatro niños con la bandera amarilla de FIFA Fair Play salen a la cancha, seguidos de Armando Archundia, los abanderados, el cuarto ofical y los dos contrincantes de esa noche, ante la euforia indescriptible de todo el público. Para esos instantes, la zona en la que nos encontrábamos estaba ya completamente llena, a excepción del asiento a nuestro lado izquierdo, pues a la derecha se encontraba el joven de quien les platiqué, quien junto con los otros miles de rayados no paraba de gritar a favor de su equipo. Fue ahí, justo ahí cuando decidimos que tendría que quedarme solo, y mantener mi pasión puma en silencio, oculta de los demás.

Se dijo la alineación de ambos equipos, por supuesto, cada rayado seguido de una ovación: Christian Martínez, Pierre Ibarra, Ismael Rodríguez, Pablo Rotchen, Paulo Serafín, Ernesto Serrato, Argemiro Veiga, “Luisito” Pérez, “Cabrito” Arellano, “Alvin” Pérez, “Guille” Franco. Y como era de esperarse, cada auriazul seguido de un abucheo: Sergio Bernal, Israel Castro, Joaquín Beltrán, Darío Verón, Gonzalo Pineda, Leandro Augusto, Gerardo Galindo, Ismael Iñiguez, “Jimmy” Lozano, Joaquín Botero, “Kikín” Fonseca.

Consideré extraño y sumamente irrespetuoso que se sustituyera el Himno Nacional Mexicano por el de Monterrey. Pero a la gente pareció no importarle, pues estaba cada vez más inmersa en ese espectacular ambiente, y convencida tal vez de que esa noche celebrarían en casa su tercera estrella. Ambos equipos, con todo y técnico, se reúnen en su campo para decir las últimas palabras de motivación. Miguel “Piojo” Herrera alienta a sus muchachos mientras dos trabajadores de la televisora ponen un micrófono cerca de aquellos. Cuando intentan hacer lo mismo con los pumas, son corridos inmediatamente por Hugo Sánchez. Es obvio: quiere toda la presión sobre él, que dejen a sus pupilos jugar fútbol.

Y el partido comenzó. Pumas se replegó en su propia zona, tratando de esperar a Monterrey y ver qué armas tenían. La ofensiva no se hizo esperar, pero Franco y Arellano perdonaron jugadas que fueron clave. Y así fue todo el primer tiempo, con Bernal que contagiaba seguridad, con Castro que aprendía de la barrera impenetrable que para el Guille fue Beltrán y del siempre férreo defensor Verón que fue pintado de amarillo fosforescente junto con Rotchen por mutuos jalones de camiseta. Galindo haciendo bien su tarea de reventar todos los balones, Leandro con el tiempo exacto en cada jugada, Lozano siempre fino en su toque, Kikín más como mediocampista que como delantero y Pineda que parecía tener 10 años jugando profesionalmente, supieron contener a Pérez, Veiga, Serafín, Alvin y todo aquel que intentó llegar al área puma. Por su parte, Botero e Iñiguez mantienen ocupada a la zaga local, haciendo ver como niños de primaria (sin ofender) a portero y compañía. Iñiguez perdonó: la estrelló en el poste; Verón tuvo una similar: y le salió lo defensivo, pues ni a la portería le atinó. Hugo se quita el saco y protesta cada vez que puede, llevándose los insultos del público en general. Eso le llena, le hace sentirse observado, razón por la que en un balón que llega botando hacia él, domina 1, 2, 3, arriba, se dobla hacia delante y mantiene el balón estático sobre su espalda hasta que lo deja caer hacia atrás para golpearlo de taquito por encima de él… mis respetos.

El primer tiempo terminó, y a la vez comenzó la desesperación e incertidumbre de varios seguidores rayados. El estadio no enmudeció, pero no era el mismo; los regios estaban demasiado ocupados considerando un final no tan feliz como una posibilidad, y sólo volvían en sus cinco sentidos cuando era necesario opacar los “Goyas” de la Rebel. El ánimo regresó al Tec. La luz se apagó para abrir paso al espectáculo de medio tiempo, que con un sinnúmero de colores y sonidos envolventes, producidos por los juegos pirotécnicos, le devolvió la vida a la gente. Menos mal.

En un abrir y cerrar de ojos, ya hay de nuevo 23 personas dentro del campo de juego. El siempre menos estimado de todos da inicio al segundo tiempo. Monterrey debe ir con todo. No han pasado ni dos minutos, recuperación puma, hay presión fuera del área local, un rebote, la toma Kikín, dispara, ¡gol! ¿Dije gol? ¡Golazo! Martínez se lanzó media hora después, tiempo suficiente para que el estadio enmudeciera casi por completo, pues La Adicción nunca lo hizo. El colega puma delante de mí da un salto de alegría; segundos después, reacciona y mantiene la cordura. Por mi parte, no puedo hacer más que llevarme el intento de paliacate a cubrirme la cara y derramar una lágrima de felicidad, euforia, alegría, una lágrima que adentro traía escrita la palabra GOL, grito que tuve que contener por mi propio bienestar. Acto seguido, miro el reloj. Minutos después, el estadio entero reacciona cual juguete con batería nueva y se dispone a alentar a su equipo que ahora necesita dos goles para llevar el juego a tiempos extra. Yo: miro el reloj. Los instantes pasan, los minutos se hacen segundos para los rayados que ven escaparse la oportunidad del tercer título. Para mí, cada minuto es eterno, y por lo tanto, miro el reloj… otra vez. La defensa puma sigue siendo una muralla, y Hugo Sánchez sabe que el quinto título, segundo consecutivo, está cerca. Sabe que es cuestión de minutos para ser el único equipo bicampeón en torneos cortos del fútbol mexicano. Yo también lo sé, y por eso, miro el reloj… sí, una vez más. Monterrey está completamente volcado al frente, Pumas claramente al contrataque, Botero ya perdonó dos clarísimas, Iñiguez otra y Lozano una más. El Alvin Pérez conecta un cabezazo que da en el poste y acaricia toda la línea de la portería de Bernal y ¡no entra! El Guille intenta una chilena que no fue efectiva más que para la foto… y esa fue la historia del partido… Monterrey sin mucha idea para atacar, y Pumas con toda la idea de que sólo debían aguantar unos minutos para alzar la copa una vez más. Minutos más tarde, miro el reloj por enésima ocasión, esperando que Archundia determine el final de mi sufrimiento y el de los demás aficionados pumas. Estoy titiritando; tal vez el frío, quizás la emoción, o incluso el sentimiento del triunfo a la vuelta de… las manecillas.

Creo que fue algo así como: “piiiiiiiip, pipiiiiiiiiiiip” lo que escucharon mis oídos, la verdad no lo puedo describir. Lo que sí puedo decir es que la emoción por dentro era tan grande, tan fuerte… tan obvia… tanto así que el de al lado me dijo: “felicidades”, en un tono de desilusión para él, pero que significó mucho para mí; el atrevimiento de un contrario a reconocer la derrota y felicitar a quien no puede expresar a viva voz su emoción por el triunfo. Un incógnito saca de su chamarra la playera de pumas, hecha bola, pero al fin azul y oro. El otro recibe un insulto de un fanático en claro estado de ebriedad y cólera, y tiene que irse entre abucheos y gritos ardidos de “¡no sirven, ratoneros!”. Yo sabía que no podría perderme el recibimiento de la copa, la celebración, el festejo con la porra, así que hice caso omiso a la recomendación de Don Gonzalo y me quedé ahí hasta que todo eso terminó. Con ojos llorosos de felicidad y observando a dos regios pelear por que uno le tiró la cerveza al otro, busqué la salida.

-Pueden quedarse ahí y festejar todo lo que quieran a ver quién los pela- eran las sabias palabras de un padre a su hijo. Mi contestación en mente fue “la mismísima Rebel”, pero me remití a mostrar una sonrisa irónica, digna de mí.

Suena el teléfono.

-¿Te perdiste?- dice Don Gonzalo.
-No, voy bajando, en 3 minutos llego al carro-. Me apresuro y en mi caminata acelerada mis ojos buscan una camisa puma, alguien con quien festejar, alguien a quien abrazar y decir “¡Bicampeones!”… Mi búsqueda fue en vano.

De pronto, he llegado al carro. Estoy a unas cuantas cuadras del campo de batalla de la cual fui sólo un espectador, un espectador que esa noche sí vio ganar al fútbol. En el camino de regreso, no paro de recibir mensajes de felicitación en mi teléfono celular, provenientes de aquellos que conocen mi pasión por este equipo; amigos, familiares, compañeros de afición me hacen disfrutar con el alma el bicampeonato de mis Pumas. La quinta estrellita que obligará a nuestra marca deportiva a quebrarse otra vez el coco para el diseño del uniforme, pero que bien lo vale una vez más con tal de vivir con este equipo, perdiendo o ganando, sufriendo y gozando, disfrutando, anhelando, soñando cada día más. Hoy pronuncio un “Goya” por el fútbol de PUMAS, que es mi pasión. Y es que "cómo no los voy a querer", si son mis pumas, son mi orgullo azul y oro, son mi equipo, y por supuesto, una vez más, son mis campeones.

viernes, 4 de febrero de 2005

A propósito del 2 de febrero...

¡¡¡¡¡Riiiiiiiiiiing!!!!!

Yo: ¿Aló? (en realidad dije "¿ueuo?", pues se me olvidó que no se puede bostezar y hablar con perfecta dicción a la misma vez, pero es que, ¿a quién se le ocurre llamar por teléfono a las 9 de la madrugada?)

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: Hola, m'ijo, ¿estás dormido?

Yo: (Sí, tía, pero afortunadamente he desarrollado una habilidad para comunicarme con seres humanos aún cuando me encuentro fuera de mis 5 sentidos...) No, tía, no hay problema...

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: Ah, bueno, ¿está tu mami?

Yo: No, ya está en la oficina, ¿te paso su teléfono?

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: No, mira, na'más era para avisarles que no se les olviden los tamales...

Yo: (Silencio... vuelvo a abrir los ojos... otro silencio aún mayor...) ¿Eh?

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: ¡Los tamales, m'ijo, los tamales!

Yo: ¿Cuáles tamales?

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: ¡Pus los del niño!

Yo: ¡¡¿Cuál niño?!!

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: ¡¿Qué a ti no te salió monito en la rosca?!

Yo: Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!!! ¡¡Sí, como 4 monos!!

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: Pus ahí tá, te tocan 40 tamales.

Y: (Ah chingá, chingá, chingá, chingá... era un "chingá" por cada mono) ¡¿Y por qué 40?!

TíaQueLlamaPorTeléfonoALas9DeLaMadrugada: Na'más porque sí, son 10 tamales por cada mono, así se ha hecho siempre... bueno, m'ijo, me saludas a tu mami, nos vemos en la tarde...

Yo: Ándale, tía, adiós...

Y hasta creen que voy a comprar (o peor aún, ponerme a hacer) 40 tamales, sólo porque es día de la candelebria, ¡¡¡pffff!!! ¡¡¡ni madres!!! no pensaba quedarme al partido de hoy, con eso de que soy banca, pero ahora ya tengo un pretexto, ¡ja! ¡¡¡que vivan las tradiciones mexicanas!!!

¿Este dónde lo pongo, wey?

-Ps... por ahí aviéntalo...
-Sobres.
-Ah... cómo me cagan las mudanzas...

¡Hola! Soy Mr. Cougar. Tal vez me recuerden en películas caseras de preparatoria como "Para qué seguir instrucciones"o "Para qué sirve la Química", e incluso en blogs como "Espacio en blanco" de MSN Spaces... bueno, pues esto es exactamente lo mismo, nadamás que aquí me ahorro el tener que poner etiquetas HTML cuando escribo... y es que qué hueva andar escribiendo "strong", "em", etc., etc., etc., y todo porque a nuestros queridos tiranos de Microsoft se les ocurrió no permitir usar sus herramientas en el explorador de Mozilla Firefox.

Estoy en un dilema existencial: traer toda mi basura del blog anterior o dejarla por allá debajo del tapete. Así que en lo que tomo una decisión, he aquí una probadita de las temibles monstruosidades que el ocio es capaz de originar.

Y como el título dice "[...] y mentadas de madre...", y uno tiene que ser siempre coherente con lo que piensa y dice, pues de una vez: que chingue a su madre el América.